LA MALNUTRICION MIXTA o DESNUTRICIÓN EN PERSONAS MAYORES

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Entendemos por malnutrición  un trastorno de la alimentación que se produce cuando hay un desequilibrio, ya sea por exceso o por defecto, entre los nutrientes que ingerimos y las necesidades de nuestro organismo. De modo que podemos encontrarnos en dos situaciones:

HIPERNUTRICIÓN: cuando el desequilibrio es por un exceso en el aporte de nutrientes y de energía y en consecuencia se fabrica más tejido, principalmente graso dando lugar a sobrepeso y/o obesidad.

HIPONUNTRICIÓN: cuando la ingesta de nutrientes y la energía que se aporta al organismo es inferior a lo que necesita, provocando una desnutrición o también llamada malnutrición mixta (proteico-calórica).

La malnutrición mixta proteico-calórica tiene gran importancia a cualquier edad, si bien en las personas mayores resulta importantísimo ya que además de producir cambios muy importantes en su estado de salud, pone en riesgo el funcionamiento autónomo de la persona. La importancia es tan grande que es considerada uno de los Grandes Males o Síndromes Geriátricos constituyendo un gran problema de salud pública a nivel mundial.

¿POR QUÉ SUFREN DESNUTRICIÓN LAS PERSONAS MAYORES?

Varias pueden ser las causas:

  • Mal funcionamiento de los órganos por deterioro
  • Dependencia funcional para desenvolverse en las actividades de la vida diaria
  • Presentar un cuadro de varias enfermedades (comorbilidad)
  • Enfermedades neurodegenerativas de largo recorrido tipo Alzheimer, demencias y Parkinson.
  • Cáncer
  • Alcoholismo


FACTORES DE RIESGO QUE PREDISPONEN A LA DESNUTRICIÓN

 

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Edad y sexo: la edad es riesgo sobretodo porque al hacernos mayores tenemos enfermedades asociadas, no tanto por la edad en sí misma existiendo mayor predisposición en la mujer.

Hábitos y comportamientos alimentarios: las personas mayores suelen gustar de comidas que hayan tomado en su infancia y adultez, tolerando mal cambios de los patrones alimentarios con nuevos platos y sabores.

Los cambios del propio envejecimiento como son transformación de la masa muscular, magra, en masa grasa con reducción de la fuerza muscular y de la capacidad de realizar ejercicio desarrollando sarcopenia; las disfunciones en los órganos de los sentidos provocan una menor apetencia por los alimentos; problemas de masticación, de deglución, de motilidad, absorción y eliminación del intestino.

Disfunciones endocrinometabólicas: en las personas mayores se producen neurotransmisores y hormonas anorexígenas.

Patologías asociadas o no al envejecimiento: los mayores presentan mayor número de enfermedades tendentes a la cronicidad y discapacidad. La media en los más añosos (80 y más) ronda más de 5 patologías convirtiéndose en un riesgo de desnutrición por los regímenes dietéticos asociados a las patologías.

Polimedicación a mayor número de medicamentos mayor probabilidad de malnutrición.

Dependencia para el desarrollo de las actividades básicas de la vida diaria. A menor capacidad para autoabastecerse y alimentarse, mayor riesgo de malnutrición por carencias.

Factores sociales: aislamiento, soledad, precariedad económica, dependencia para preparar y servirse las comidas…. Todo esto puede desembocar con el tiempo en una malnutrición proteico-calórica del anciano por no nutrirse correctamente.

Institucionalización y hospitalización: ambas son un factor de riesgo para la desnutrición alcanzando tasas de prevalencia del 50-60% según los estudios. La comorbilidad, la polimedicación, la vulnerabilidad, el cambio de costumbres, y otros aspectos cambiantes en el entorno, dietas con horarios y pautas rígidas, falta de control en algunos centros sobre la ingesta realizada, etc

Cuidarnos y cuidar a nuestros mayores es tarea de todos y en una población cada vez más envejecida y  longeva sólo nos queda mirar hacia el emprendimiento de acciones que permitan prevenir las graves consecuencias de unos inadecuados hábitos de vida y una mala alimentación.

Que tengan feliz semana,

Gª Santos